La contaminación oceánica por microplásticos podría ser superior a la estimada

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La contaminación por microplásticos es uno de los problemas ambientales que amenazan nuestros ecosistemas, con un creciente interés para la sociedad. En concreto, el Mediterráneo es una de las áreas del mundo con mayor acumulación de plásticos.

Este mar presenta niveles de contaminación similares al gran parche de basura marina del océano Pacífico, ya que la gran cantidad de población que habita la zona y las dinámicas marinas hacen que los contaminantes que flotan queden atrapados en la cuenca, con pocas posibilidades de salir hacia el océano Atlántico. 

El campo científico que estudia este problema es relativamente nuevo y sus métodos están en continua evolución, lo que dificulta definir los términos y las técnicas más adecuadas para identificarlos. “Los materiales plásticos son numerosos y muy diversos, con diferentes características que complican tener un marco estándar para analizarlos todos de la misma manera. Además, los aditivos como pigmentos o retardantes añaden una mayor complejidad” explica Laura Simón, investigadora en el Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB).

La científica es la primera autora de un estudio, publicado en la revista científica Environmental Pollution, que revela que la gran diversidad de técnicas y métodos científicos empleados en el estudio de la contaminación de los mares y océanos por microplásticos limita el conocimiento actual de este grave problema ambiental. 

Estos son los resultados de una revisión de investigaciones realizadas para medir la presencia de estos compuestos en las playas y el agua del mar Mediterráneo, tanto a nivel superficial, en la columna de agua y en los sedimentos marinos. Sus conclusiones ponen de manifiesto que probablemente los niveles de microplásticos en el Mediterráneo son superiores a los estimados, pero los métodos empleados no han permitido registrarlos.  

Muchas partículas no quedan recogidas

El estudio afirma que los métodos empleados en los laboratorios para muestrear son muy diversos, “y aunque esto ha permitido avanzar mucho en este campo científico, también ha comportado que muchos de los datos producidos hasta ahora no se puedan comparar”. Los científicos reconocen que esto afecta al conocimiento actual del problema por parte de la comunidad científica.  

Según la investigación, de las 3.000 muestras recogidas en la última década, el 82,8 % se tomaron en las zonas costeras, de modo que la comunidad científica cuenta con menos evidencias para entender la distribución de los microplásticos en el mar abierto.

Asimismo, para muestrear las aguas superficiales, hasta ahora se han utilizado redes con un tamaño de malla de 200 micras o más, de modo que las partículas de menor tamaño no pueden ser capturadas.

Los estudios realizados hasta el momento estiman que el mar Mediterráneo contiene en sus aguas superficiales 84.800 microplásticos por km2, unos 300 microplásticos por kilogramo de sedimento marino, y 59 microplásticos por kilogramo de arena de playa. 

“El número de microplásticos en el medio natural aumenta a medida que su tamaño disminuye, por tanto, los niveles de microplásticos en el Mediterráneo son probablemente mayores, pero debido a los métodos usados no somos capaces de registrarlos”, explica Patrizia Ziveri, responsable de la línea de investigación en el ICTA-UAB.  

Fondo marino, vertedero de plásticos

La mayoría de los plásticos flotan en el mar. Sin embargo, el fondo marino es considerado el vertedero final donde se espera que los microplásticos se acumulen.

“Aún tenemos muy poco conocimiento en los mecanismos que exportan los microplásticos de las aguas superficiales al fondo marino, para ello necesitamos más estudios en la columna de agua”, comenta Michael Grelaud, investigador del ICTA-UAB.  

Por ello, el equipo destaca la importancia de definir un marco común que permita comparar los resultados, y combinar métodos para ser capaces de caracterizar el amplio espectro de los contaminantes plásticos en el mar Mediterráneo, y sus potenciales impactos. Asimismo, reclaman una mayor colaboración internacional entre los países del Mediterráneo, ya que actualmente la parte este de la cuenca y el norte de África han sido muestreados en menor medida. 

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