La comarca española que conoce el secreto de la eterna juventud
Ourense contiene en su interior algunas de las comarcas más longevas del mundo. En la Tierra de Celanova se cuentan 252 centenarios por cada 100.000 habitantes. El triple que en la isla de Okinawa, famosa por la perdurabilidad de su población. La ausencia de estrés, los buenos alimentos y una ligera actividad física fomentan estas cifras.
El ser humano resiste cada vez más al inexorable paso del tiempo. Los avances médicos y una mejor alimentación hacen que cumplamos más años o que al menos tengamos la posibilidad de hacerlo. Sin embargo, existen regiones en las que las barreras de la longevidad son inexistentes. Lugares en los que soplar 100 velas no es acontecimiento, sino costumbre.
Durante años, los habitantes de la isla nipona de Okinawa han gozado de las existencias más largas a nivel global. Por cada 100.000 habitantes se contaban 60 centenarios. Una cifra elevada incluso para Japón, que ocupa el primer puesto de la lista de esperanza de vida por países. El elixir de los residentes en esta pequeña isla del Pacífico estaría en una dieta más rica en carbohidratos que en proteínas, sin olvidar un alto contenido en vitaminas. Su aislamiento insular también contribuye a generar un perfil genético único en el mundo. Todos estos factores alejan a enfermedades como el Alzheimer, el cáncer o la arteriosclerosis, típicas en la senectud.
Pero, no es la única. Otras regiones parecen haber encontrado la fórmula para prolongar la duración de sus habitantes. Se denominanzonas azules, áreas en las que la esperanza de vida media se supera por décadas. Entre estas, Okinawa, pero también la isla de Cerdeña (Italia), la península de Nicoya (Costa Rica), la isla de Icaria (Grecia) y la ciudad de Loma Linda (Estados Unidos). A pesar de las diferencias geográficas y climáticas, todas comparten una buena alimentación y un estilo de vida relajado. Las mismas características que marcan el día a día de Ourense.
La provincia menos poblada de Galicia no se considera zona azul. Sin embargo, el Instituto Galego de Estadística señala que existen 75 centenarios por cada 100.000 personas. En comarcas como la Tierra de Celanova, los números se disparan hasta los 252 centenarios por cada 100.000 habitantes.
El secreto de Ourense está en los hábitos de vida. El estrés no carcome por norma general a los residentes de las zonas rurales de la provincia, lo que fomenta una rutina más relajada. Eso no significa que el sofá sea su hábitat: los ancianos acostumbran a tener una vida activa. A diferencia de las personas mayores que viven en la ciudad, estos no detienen su actividad productiva, por ejemplo cuidando un huerto. Sentirse útiles les regala años. Importante también la alimentación, basada en productos autóctonos. Las manufacturas del supermercado suelen estar lejos de la mesa.Es probable que el estado de salud de los nietos de los ourensanos que emigraron a las grandes urbes sea peor que el de sus abuelos. Su objetivo fue mejorar su calidad de vida. Sin embargo, puede ser que resten años a su vejez. El siglo de existencia reside en el calmado mecer de los árboles de la ribera del Miño.