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¿Quién de nosotras no habrá pensado que su hijo está muy ansioso por estar confinado y escuchado a una amiga decir lo mismo?

Lo vemos irritable. Más apegado. Más alterado. No come. No duerme bien. 

Todo esto tiene sentido, pues al niño le han cambiado su rutina y no sabe (tampoco los padres) por cuánto tiempo más.

Ha escuchado que ahora debe tenerle miedo a algo que llaman coronavirus. No puede juntarse con sus amigos ni familiares por peligro a contagiarse. ¿Hasta cuándo?

El cerebro odia lo impredecible. 

Los adultos también están sufriendo de ansiedad, a la cual se le suma el estrés del trabajo o la pérdida de un ser querido por Covid. 

Y esa misma ansiedad, se la están transmitiendo a los hijos.

Martha Alicia Chávez lo confirma. En su libro “Tu hijo, tu espejo”, explica que, mientras vivamos estaremos proyectando. Señala que los padres suelen, inconscientemente, proyectar sus sentimientos en los hijos, tanto negativos como positivos.

En estos tiempos, puede ser muy difícil transmitir calma a tu hijo. Hay que reconocerlo.

La psicoterapeuta y escritora, Tina Bryson recomienda mantener rutinas y realizar actividades para autoregularse, que se pueden hacer a solas o aprovechar para hacerlas junto a los niños: respirar profundamente, jugar, reír, bailar, cantar y dormir bien.

En especial: “showing up”. Significa, estar. Estar presente para los niños. Escucharlos. 

Próximamente, volverán a la escuela. Con ello, les llegarán otras ansiedades: ¿Me recordarán mis amigos? ¿Querrán jugar conmigo? ¿Podré ir a correr al patio? ¿Me enfermaré? 

El Ministerio de Educación no ha anunciado el plan y cronograma de regreso a clases. 

Pero cuando llegue la hora, los padres deberán ayudar a sus hijos. Sentarse juntos e imaginar cómo sería ese proceso de regreso a clases.

Lilliana Rodríguez Álvarez (Santo Domingo, 1982), economista con máster en políticas públicas y sociales y madre de dos (6 y 3 años).

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