6 mitos sobre el consumo de sal

27-12-2020
Buen Comer
BBC Mundo
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En estos tiempos festivos, muchos comienzan a mirar su dieta con más atención para mantener el peso a raya, dado que asumen que, con toda seguridad, se pondrán encima un par de kilos, por los excesos de fin de año.

BBC Mundo publicó este reportaje primero.

La atención suele estar enfocada en el consumo de hidratos de carbono, azúcares y grasas, y poca veces en la sal, un mineral que no engorda pero que puede provocar daños en nuestra salud cuando consumimos más de lo que deberíamos.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ingesta de sal en adultos no debe superar los cinco gramos por día (el equivalente a aproximadamente dos gramos de sodio), para reducir la presión arterial y el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

Reducir la ingesta de sal no es tan difícil como parece, pero antes de ver cómo hacerlo despejemos algunos de los mitos más difundidos sobre el producto más usado en la gastronomía mundial.

1. En un día caluroso, si transpiras mucho, necesitas agregarle más sal a tu comida.

Si bien es cierto que al sudar eliminamos cloruro de sodio, la cantidad es muy poca como para que necesitemos ingerir cantidades adicionales de sal. Si el calor te ha hecho sudar más de lo habitual, es importante beber mucha agua. Una dieta rica en minerales y otros nutrientes será suficiente para recuperar las sales que has perdido.

2. La comida sin sal no sabe a nada.

Esto solo es cierto en un principio, si estás acostumbrado a comer con bastante sal. Se debe a que las papilas gustativas tardan un tiempo en acostumbrarse. Sin embargo, una vez que te habitúas a ingerir alimentos menos salados, es posible incluso que disfrutes más de la comida y descubras nuevos sabores que no habías notado antes por culpa del exceso de sal.

3. Los alimentos con alto contenido de sal tienen un sabor bastante salado.

En absoluto.

Muchos alimentos ricos en sal pueden no parecerte salados porque pueden tener otros ingredientes como azúcares, que disimulan la sal. Lo mejor para entender cuánta sal tienen los alimentos es leer el contenido de sodio de las etiquetas y no dejarte llevar simplemente por su sabor.

También debes tener en cuenta de que hay alimentos que pueden contribuir con bastante sal a tu dieta, pero no porque tengan necesariamente mucha, sino porque solemos comerlos en mucha cantidad, explica el Servicio Nacional de Salud Británico (NHS, por sus siglas en inglés) como por ejemplo el pan o los cereales para el desayuno.

4. Solo las personas mayores deben preocuparse por el consumo de sal.

No es así. Según explica la OMS, comer mucha sal puede elevar la presión sanguínea a cualquier edad. Pero además, si acostumbramos a los niños a no comer con mucha sal, nos aseguramos de que no desarrollen una predilección por los alimentos salados.

5. Reducir la sal puede ser malo para la salud.

El sodio, el elemento clave que se encuentra en la sal, es fundamental para que nuestro organismo funcione de manera correcta. Pero lo cierto es que, históricamente, la mayor parte de las poblaciones han ingerido más sal de la recomendada.

Es poco probable que reducir la sal afecte tu salud negativamente porque, de hecho, es muy difícil comer poca sal: la mayoría de alimentos que consumimos a diario contienen sal.

6. Consumir menos de 5 gramos como sugiere la OMS (o 6 gramos como recomiendan algunos gobiernos) es imposible.

Quienes le ponen sal a todo, se llevan las manos a la cabeza cuando escuchan que la cantidad diaria recomendada equivale a un poco menos que una cucharita de té.

Pero si te lo propones, hay muchas cosas que puedes hacer para reducir la ingesta. Estos son algunos consejos que te pueden resultar útiles:

  • No abuses de las salsas, sobre todo la salsa de soja, que suelen tener un contenido elevado de sal. Las salsas de tomate suelen tener menos sal que las que incluyen queso, aceitunas, tocino o jamón.
  • Reemplaza las barras de cereal, papas fritas y otros pasabocas con mucha sal, por bastoncillos de verduras, frutos secos sin sal u otros alimentos sin sal.
  • Reemplaza la sal en la preparación de comidas por hierbas frescas y especias, como mencionamos antes.
  • Nunca le añadas sal a la comida sin antes probarla.
  • No tengas un salero en la mesa (a veces la pereza de levantarte para buscar la sal juega en tu favor).
  • Si vas a consumir productos procesados, compara las etiquetas antes de comprar y elige los de menor contenido de sodio.

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